lunes, 26 de abril de 2010

"Historia del soldado" Stravinsky

"Entre el fuerte y la ciudad..."
Viernes 7:25 pm
Aló? Hola papi, cómo estás? -Sí, sí voy a ir...con Carlos.- mmm, seguro? -Bueno, ok, ya vamos entonces.
7:30 pm
Si quieres no vayas...-ok, yo te llamo...
7:32 pm
Buenas noches señor, vamos para la 49 con 16.- Sí, abajo de la Caracas...-mmm pues por donde esté menos congestionado que voy tarde. - Bueno, entonces será tener paciencia.
7:35 pm
(en mente) Dios en qué taxi me metí...por favor que no vaya a ser uno de esos que roban...ay no...
7:50 pm
Cuánto es?-Mire-No, no tengo más sencillo- Paaaaa! tienes 5 mil?- Gracias señor.
Hola pa, ya empezó?- ok te cuido el puesto.

8:00 pm
"Entre el fuerte y la ciudad..."
....Viernes a las 7:30 pm empezaba un concierto de la sinfónica juvenil. El jueves también hubo y como a mi papá le gusta todo "eso" ("eso" entiéndase como actividad cultural que comprende desde tertulias literarias o poéticas hasta conciertos de misas miedievales) me extendió una invitación para asistir, pero el jueves no pude así que quedó el viernes. A mi también me gusta todo "eso", pero no con tanta intensidad como a mi progenitor. Sin embargo, a pesar de ser viernes en la noche, de estar lloviendo, de estar bajo techo, sin frio, con comida y con mi novio, asistí para acompañar a mi padre.

Llegué tarde, pero afortunadamente no había empezado y las demás personas con las que iba mi papá no habían llegado aún. El me dijo que fuera siguiendo y que les guardara puesto, así que eso hice.

El teatro, propiedad de la fundación de la sinfónica, estaba a media luz, con una audiencia pequeña y aparentemente de asistentes relacionados con los concertistas, familia y amigos.

Me senté y observé. Depronto llegó mi papá con los familiares de los concertistas (nosotros eramos los amigos). Se apagaron las luces y entraron decorados con una iluminada sonrisa 7 personas con sus respectivos instrumentos. El grito, unísono y estruendoso, en otra ocasión y lugar pudo haberme dejado sorda. Enseguida entró el director y junto a él, otra persona. A mi se me hizo muy extraño, pues era un concierto y con el director no entra nadie...pero no. Este actor secundario era un grandioso narrador.

Empezó el concierto y este señor con su maravillosa voz comenzó a narrar "La Historia del soldado" una pieza única y divertida, en la que se cuenta el fatídico destino de un soldado mal aventurado que cambia su violin por algo de comida al diablo. En todo caso, no se si fue la oscuridad y hostilidad del teatro o quizá el tono cambiante de la voz del narrador, o la mágnifica actitud de los concertistas, pero fue un placer maravilloso.

Como llovía, se fue la luz en un momento determinante de la historia. Pero a pesar de lo que muchos pensamos que iba a suceder, nunca hubo ni siquiera intención de detener la función. El show debe continuar. Este narrador a oscuras continuó su lectura sin si quiera olvidarse del cambio de voces que debía hacer... los músicos aunque un tanto dudosos, se acomodaron de tal forma que la limitada fuente de luz que quedó les permitiera ver sus partituras. De repente, cuando el narrador está tan inspirado, una fila de personas con linternas se abre paso hasta el escenario y con su marcha de luz llegan hasta el narrador y los músicos...

El narrador dice "Entre el fuerte y la ciudad, un soldado marcha"

No hay palabras para describir la magia de tal escena.

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